FOTOGRAMA: YOU WERE NEVER REALLY HERE, WAITING A SUNNY DAY

Hard times, baby, well they come to tell us all
Sure as the ticking of the clock on the wall
Sure as the turning of the night into day
Your smile, girl,
brings the morning light to my eyes
Lifts away the blues when I rise
I hope that you’re coming to stay

Because
I’m waitin’, waitin’ on a sunny day
Gonna chase the clouds away
Waitin’ on a sunny day

Bruce Springsteen

Los traumas se acendran profundamente en el alma hasta convertirse en un doloroso órgano vital y, por ello, hay un grito eterno saliendo aún del más profundo silencio que esa alma puede concebir, al tratar extirpar o seguir viviendo con ese trauma… esto es lo que me dejó YOU WERE NEVER REALLY HERE, la eficaz película de la poderosa cineasta Lynne Ramsay que nos ha regalado joyas como “Tenemos que hablar de Kevin” y lo hace de nuevo… nos presenta una película feroz, desconcertante que se sale de lo esperado, toma otras vías y todavía aún más riesgos para desplegar en pantalla una especial clase de violencia y procurarnos dos o tres buenas vueltas de tuerca, que se agradecen enormemente; el asombro funciona a la perfección, la poética de la perturbación es efectiva.

Joaquin Phoenix está simplemente grandioso: somatiza el dolor, la herida, la violencia de todo cuanto pasa dentro y más allá de la cinta, su versatilidad es tal que a veces parece una bestia de furia y otras, una mariposa que peligrosamente danza alrededor del fuego, esta es la tesitura de su interpretación de Joe una especie de Travis Bickle o Paul Kersey que rescata a niñas y jóvenes del secuestro sexual, por así decirlo, pero en el fondo es un asesino a sueldo, un trabajo que le permite sacara un poco de presión de la mucha que acumula. Es evidente que sufre trastorno por estrés postraumático: está deprimido, ansioso, tiene recuerdos repentinos de cierto episodio en su vida, todo lo cual lo está llevando al límite del suicidio…

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Sólo el trabajo le permite ser medianamente operante y sostener a su madre ya senil, con quien vive, y a la que adora… de hecho hay un guiño a Hitchcock que funciona como contraste. Pero volviendo al punto del trabajo, después de uno en el que vemos parte de su método surge otro… rescatar a Nina, la hija de 13 años del senador Votto que ha sido secuestrada por una especie de red de pedófilos poderosos. En esta misión vemos parte de la fría brutalidad de Joe que tal como el conductor de Drive usa un martillo como arma, con todo lo que esto supone en la fantasía y en la realidad de romper cráneos y huesos… sin embargo, la violencia se apoya en la elipsis para cobrar fuerza y sentido, aunque gradualmente la pantalla se llena de sangre, se usa para hacer evidentes los hechos o constatar las vueltas de tuerca.

El contexto alrededor es bastante sórdido por supuesto, y más cuando entras en los detalles de lo ocurrido. Al final se consigue el objetivo y, es un hecho, que no sabemos bien a bien quién salvó a quién, puesto que Nina le da los principales motivos para continuar a Joe, la ternura padre e hija tiene cabida, y aquí Travis vuelve a asomar su mirada… El hecho es que dos almas igualmente perdidas se identifican y emprenden si bien no un camino de redención sí un camino hacia el futuro que se nota incierto, pero que en cualquier caso es preferible a cualquier fantasía suicida. Al último YOU WERE NEVER REALLY HERE cumple con su objetivo, el de dejarte sensaciones muy diversas y asombrado por el tratamiento de la violencia, es una excelente película que no resulta brutal sino que es la espera y la apuesta por un lindo día, por un día de sol.

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Enrique López T.