FOTOGRAMA: LEAN ON PETE, AL LADO DE UN CABALLO

“Hablaban de un caballo.
Yo creo que era un ángel”
Oliverio Girondo

LEAN ON PETE me recordó vívidamente la novela de Cormac McCarthy “Todos los hermosos caballos”, despliega esa misma aridez por la que la belleza y la dureza caminan hombro a hombro levantando sueños por un camino polvoriento… incluso la película de Andrew Haigh explora de forma más manifiesta la soledad y el desprendimiento mediante el extravío en las planicies y en los desiertos, el auténtico viaje nocturno del alma como la metáfora perfecta del “hombre” perdido en su propia vida; como si esperará el descarrilamiento, el golpe, como si huir fuera la única alternativa. Pero también LEAN ON PETE expresa la esperanza por llegar a casa, a un puerto seguro en los que el viajante puede resguardarse por un momento y encontrar algo de paz, comida, tibieza y cariño entre tanta congoja y padecimientos. Por supuesto la motivación de la película es uno de esos actos “irracionales” que sólo el corazón entiende: salvar a un caballo de una suerte no muy buena, pero al final es el caballo quien salva al muchacho, de muchas formas.

LEAN ON PETE cuenta la historia de Charley (Charlie Plummer), un adolescente abandonado por su madre desde una edad muy temprana y que vive con su padre desde entonces, acaban de llegar a Portland. Charley es un corredor y un día en una de sus exploraciones al nuevo vecindario conoce al rudo Del (un Steve Buscemi particularmente roñoso) quien le da trabajo, lo adiestra e interna en el mundo de las apuestas pequeñas en pistas de carreras de caballo de segundo nivel. Ahí conoce a dos caballos, uno de ellos llamado “Lean on Pete”, un cuarto de milla que ha visto pasar sus mejores días. La vida transcurre normal hasta que un día el padre de Charley es herido y es enviado al hospital, Charley deberá trabajar más duro para pagar las cuentas, durante una de las carreras en los alrededores de Portland su padre fallece, lo único que le queda es su trabajo como mozo y cuidador de Pete. Por supuesto, la relación entre ellos crece pero sin sentimentalismos baratos. Pocas veces el director se permite la sensiblería, el silencio llena esos espacios.

ows_152415645724964

Pete es llevado al límite con algunas tretas, roban sus últimos triunfos… hasta que lo inevitable llega: el cuarto de milla ha dado lo que puede dar y será enviado a México para ser sacrificado. El escape es obligado. Muchacho y caballo emprenden una larga jornada hacia ese puerto de la esperanza, hacia ese punto que es una visión que hierve en el desierto. Así nos encontramos con los protagonista en el camino de su propia vida, es muy significativo que Charley nunca monta a Pete sino que son dos chicos en el camino. Es evidente que son almas gemelas y que sus destinos están unidos, pero más allá de esto la película explora de fondo lo que es sentirse sólo en la vida y aferrarse a una esperanza. La dureza subyace… nada es fácil, y tampoco hay discursos falsamente felices, todo es arduo sin sentimentalismos.

Quizá sean temas y motivos conocidos, pero la película se siente fresca, es estupenda, algunos han dicho que no logra conectar al personaje con el público, pero no necesitamos conectarnos con Charley, estamos en el camino con él, siendo testigos de las malas y las buenas decisiones, de los momentos álgidos y los pasajes de tranquilidad, te agarra de las solapas, no te deja, y te golpea justo en el mayor momento de locura, y sin embargo prevalece el “diálogo” entre Cherlye y Pete durante ese trayecto, casi como ese momento mágico de Million Dollar Baby cuando Maggie (Hilary Swank) le confiesa a Frankie (Clint Eastwood) “No tengo a nadie Frankie, sólo a ti…”. Lo dicho, LEAN ON PETE es una excelente cinta que debe disfrutarse con la inteligencia de que el viaje nocturno del ser humano sigue siendo un motivo para crecer, para madurar y hacer películas de la mejor factura, sin mencionar que el western se sigue abriendo camino en la oferta comercial.

Lean-On-Pete-Poster-2m

Enrique López T.