TRAVELLING: “M”, UN SITIO INTACTO DETRÁS DEL INCENDIO

“Qué cosa irrita a los volcanes
que escupen fuego, frío y furia?…”
–Pablo Neruda

Desde su primer trabajo formal “Memoria Oculta”, Eva Villaseñor ya se destacaba por un estilo críptico pero sobre todo poético, y digo poético en el mejor de los sentidos: uno por el cual el cine es metáfora, es un instrumento para la belleza y la gracia aquí en la Tierra, pero también una herramienta para la protesta contra lo gris y absurdo del mundo, una bandera de libertad personal bien plantada, un desafío de insurrección contra uno mismo y, por si fuera poco, un vaso comunicante que hace hablar a la parte consciente con los inacabables mundos del subconsciente. Esto y más se encuentra en el cine de Eva Villaseñor, cada vez más bello y maduro.

En su más reciente trabajo “M” daremos un largo rodeo para saber y sobre todo para sentir que la fotografía de dos niños sonriendo juntos… es más que el punto de partida de la cinta, es el vínculo y el desencuentro, el establecimiento no del destino como tal, sino del derrotero personal de Tankeone, un rapero–hiphopero que nos comparte a lo largo del tiempo que ocupa la sucesión de imágenes y sonidos crípticos, de metáforas y furor parte de su visión sobre la sociedad actual y de su experiencia vital en las calles, en el canto, en medio de la familia, el trabajo, los fans… pero especialmente con y contra las drogas.

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Y como toda gran película sobre el tema de las adicciones “M” trata el tema de forma descarnada con la sinceridad que muy pocos se atreven, porque la proximidad sin duda duele, pero que también dota a la película de una mirada privilegiada… que la directora mexicana nos comparte de muchas formas: tenemos la mirada fija y absorta que observa al ser humano abrirse, o la mirada extática que ve a la figura famosa… tenemos las imágenes poéticas que recrean los versos y el canto, tenemos la pantalla en negro para aquello que no se puede nombrar o comprender a carta cabal, tenemos la mirada húmeda comprometida por el corazón, y hasta la mirada laberíntica del Minotauro en su prisión… insisto: la película es el diálogo entre lo consciente y lo inconsciente.

Hacer honestamente lo que sabes, mostrar honestamente lo que sientes es signo de una valentía que sobre todo en el cine cada vez se pierde en la ficción que no sabe decir verdades con mentiras, ni mentiras con verdades. Pero en “M” las ambivalencias están bien puestas y juegan a favor del espectador que deberá inferir que significa ver un incendio… calles como incendios diría el poeta… qué significa la luz como un halo de verdad o perdición, qué denota la figura a sol y a sombra, qué nos expresa un volcán que parece estar debajo del mar gracias al sonido, qué significa el tiempo retorcido que usa al futuro para evocar el pasado.

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La fuerza de las imágenes y de las narraciones en voz de su protagonista, lo impactante del sonido y de la música que va ascendiendo hasta las gargantas de los fans, la voluntad conciliadora de la cámara que es en realidad la mirada de la directora, y sobre todo el montaje es lo que da la potencia emocional a “M”. El cine de Eva Villaseñor está hecho a partir de memorias deconstruidas, de sentimiento reconstruidos, de tiempo que carece de la preocupación de seguir un orden estricto, sin ceder a las causas políticas o sociales pero sin renunciar a ellas, sin buscar la historia pura sino la experiencia… es decir, es un cine se sostiene por la fuerza del ritmo que une fragmentos discontinuos de la historia para encontrar belleza y verdad.

No se pierdan “M” está circulando con buena fortuna en el circuito de los festivales, trayendo una bocanada de aire fresco al cine documental, con decisión y elegancia. Estará en competencia en el Festival de Cine de Morelia de 2018 en donde le auguro buen éxito, encontrará a su público como “Memoria oculta” lo hizo. Sin embargo, lo verdaderamente feliz del caso es que no hemos visto lo mejor de Eva Villaseñor, sin temor a equivocarme madurará su estilo como los buenos vinos y dará los frutos más dulces y más interesantes, con el lenguaje y la valentía que ya la caracterizan. Por fortuna hay un sitio intacto detrás del incendio.

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Enrique López T.